lunes, 30 de marzo de 2009

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Muchas veces la poesía encuentra o crea el lenguaje capaz de hacer inteligible el mundo.

Nicomedes Santa Cruz, poeta peruano.

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miércoles, 25 de marzo de 2009

24 de Marzo de 1976-2009

Ayer se cumplieron 33 años del último golpe de estado perpetrado por las fuerzas armadas de este país. Hoy por fin, luego de mucho andar, el juicio a los jerarcas militares se lleva a cabo en varias provincias. Sin embargo se siente gusto a poco, una sensación de insatisfacción muy recurrente en los ya 25 años de la reinstalación de la democracia. Como si todos los días comiésemos un variado menú de gelatina sin sabor.
Los milicos son/fueron solo la punta del iceberg de lo que se llamó “Proceso de reorganización nacional”. Quedan en el tintero las responsabilidades que le caben a otro sector de la sociedad. ¿O acaso alguien pensó que un milico tiene la suficiente masa encefálica para dirigir un país? Aclaremos que un militar solo está entrenado para una cosa: obedecer órdenes, no importa lo grande que tenga la gorra.
El terror instaurado no fue un fin en sí mismo, fue la herramienta política de los planes económicos, orquestados por Martínez de Hoz, e ideados por el empresariado nacional. Una política económica neoliberal. Los militares fueron meros ejecutores de las políticas de estado. La responsabilidad directa, la autoría intelectual debe recaer sobre nuestra burguesía criolla; léase Amalita Fortabat, Franco Macri, la Sociedad Rural (por dar ejemplos puntuales).
¿De que otra manera podrían entenderse las políticas “anti-terroristas” emitidas en esa época? A saber: la proscripción de los sindicatos, la persecución de los sindicalistas y otras medidas anti-obreras como la congelación de salarios (para un detalle de estos hechos clickee acá).
El golpe fue la culminación de una seguidilla de acciones dispuestas para terminar de una vez por todas las aspiraciones revolucionarias de los trabajadores: una vida digna, un futuro dictado por la autodeterminación del pueblo.
En definitiva, los juicios a los represores de la dictadura son una farsa que pretende terminar con el asunto, pretende esconder a los verdaderos arquitectos del genocidio sufrido en nuestro país: LA BURGUESÍA NACIONAL, o los ricos si así lo prefiere.
Algo a favor de la dictadura-si es que puede decirse así: LA DICTADURA FUE EXITOSA.
Hoy, a 33 años, nunca hubo tanta desidia, abulia, falta de ideología, moral y de participación política o interés en mi generación –gente que ronda la treintena de años-; la dictadura no solo se llevó lo mejor de nuestra gente, también ha dejado una huella de espanto en los sobrevivientes, y una ruptura generacional que costará muchos años más recuperar.